🎭 Teatro: ¿Ir o no ir? ¡Esa es la cuestión!
El teatro tiene esa pizca de no-sé-qué que te deja pensando, que te hace querer volver una y otra vez. Varias veces me pasó: me quedé maravillada con las actuaciones, las luces, los gestos exagerados… ¡y la escenografía! Terminaba la obra con la boca abierta, todavía sorprendida de cómo la gente se movía por el escenario, cómo reía o se enojaba tan naturalmente. Y me preguntaba: “¿Por qué no hago esto más seguido?”
Un poco de historia: el teatro nació hace más de dos mil años, en la Antigua Grecia, donde la gente ya se reunía en enormes anfiteatros para ver tragedias y comedias. Desde entonces, el arte de la actuación ha sobrevivido imperios, reyes, guerras… y todavía hoy nos hace soñar.
Transformación a través del teatro
Hay algo especial en el teatro: tener tu boleto, hacer la fila con el resto, y sentarte —numerada o no— en la butaca que te tocó. Ser espectador es asombroso, y los actores te transmiten su pasión… y a veces hasta te hacen olvidar que estás sentado en un asiento incómodo.
Siempre me pregunté cómo sería estar del otro lado. ¿Quién no lo hizo? Estar ahí, frente a cientos (o miles) de extraños que pagaron para verte. Debe ser una mezcla de euforia y pánico, algo que te da coraje y te seduce al mismo tiempo. ¡Qué locura!
Así que voy a animarme. Voy a subirme al escenario, sentir esa vibración que recorre el cuerpo y la emoción de estar ahí. “Acá estoy, veamos cómo sale.”
¿Y vos? ¿Te animás a subir?
"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida. antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos" - Charles Chaplin